EL CICLISMO, PRIMER DEPORTE POPULAR DE LOS TIEMPOS MODERNOS (Parte I)
Hace poco más de un siglo el ciclismo se convirtió en el emblema del progreso y en el más popular de los deportes. Como en otras actividades deportivas la bicicleta había sido hasta entonces una forma de ocio caro para las clases más pudientes del mundo occidental, pero desde la última década del siglo XIX, sobre todo en Francia, el ciclismo se socializó como un deporte y una actividad asequible para otras capas de la población.
La bicicleta era un instrumento adecuado para el ejercicio físico, tan venerado en la época, pero también aportaba, en la era del progreso y de los adelantos técnicos, la movilidad y un continuo aprendizaje de voluntad y esfuerzo. Era, pues, para los contemporáneos, un símbolo del progreso material y moral, un instrumento de regeneración humana mediante el ejercicio físico. Un objeto considerado de lujo que pronto se vulgarizó con los nuevos diseños y el abaratamiento de los costes. Los viejos armatostes construidos desde el siglo XVIII en forma de bi, tri, y cuatriciclos de ruedas desiguales, o con modelos de madera, quedaron sustituidos con los nuevos adelantos técnicos de los años ochenta del siglo XIX. La bicicleta de seguridad Rover, de dos ruedas iguales, permitía que los ciclistas cayesen de una altura menor, mientras el peso se reducía a la mitad, es decir a unos 20 kilos y a 16 para las primeras bicicletas de carreras. Eso sí, todavía sin frenos, recurriendo a la introducción del pie entre la rueda y la horquilla. Todo ello hizo que se pudiera ir más rápido y a mayores distancias, quedando impregnada en los usuarios una sensación de movilidad y liberación muy atractivas según las crónicas de la época. Otros adelantos hicieron el resto: Entre 1889 y 1891 los neumáticos Dunlop sustituyeron las ruedas de goma maciza y 1os hermanos Miche1in con 1as llantas internas permitieron la fabricación de neumáticos desmontables. Los precios empezaron a bajar y sus compradores a multiplicarse desde las élites hasta las clases trabajadoras.
La rivalidad en la fabricación de bicicletas, neumáticos y accesorios llevó a La celebración de carreras ciclistas que, promocionadas por la prensa, se convirtieron en un gran escaparate de productos, atrayendo al público. En 1892 se organizó la Paris-Clermont por Michelin para tratar de demostrar que sus neumáticos eran mejores que los de Dunlop. Después se empezaron a construir velódromos, cuyas carreras pasaron pronto de ser un pasatiempo de ricos para extenderse a clases más modestas. Así las carreras ciclistas se convirtieron en el primer espectáculo deportivo popular de los tiempos modernos y el primero que prometió a sus profesionales ascenso económico y social. Repartidores, dependientes de comercio, aprendices… se lanzaron a los nuevos caballos de hierro para hacer fortuna. El primer ganador del Tour, el deshollinador Garin ganó 6.125 francos oro.
De hecho, el Tour nació como negocio. Una empresa para vender más periódicos, más bicicletas y toda clase de productos de empresas patrocinadoras o anunciantes. Y un símbolo de aspiraciones, para emular a los campeones y famosos. La prensa deportiva encontró en el ciclismo el gran impulsor de sus tiradas. A finales de siglo el diario “Vélo” alcanzó 80.000 ejemplares. La rivalidad de la prensa se unió a los fabricantes de bicicletas para impulsar las carreras de competición, un lugar privilegiado para la publicidad. La asistencia masiva a los velódromos se quedaba pequeña con la competición en carretera que acercaba los ciclistas al público, también la publicidad y permitía crónicas sensacionalistas con los nuevos héroes. El Tour de Francia nació por el impulso de la publicación “L’Auto”, con motivo de la rivalidad y guerra comercial que mantenía con “Vélo”. La emoción y grandiosidad estaba servida con una carrera de bicicletas por toda Francia, que atraía a un público deseoso de admirar los retos de la capacidad humana, con distancias nunca vistas. El primer Tour, en 1903, fue todo un éxito: 21 de los 60 participantes lograron terminar en 19 días una carrera de 2.400 kilómetros. En 1914, 54 corredores entre los 145 que habían tomado la salida, recorrieron 5.400 kilómetros. La hazaña .y el carácter épico se habían instalado en el ciclismo, y la admiración por el esfuerzo –y las agitadas campañas de prensa– se tradujeron en la aparición de nuevos héroes nacionales. Pero también, el Tour llevó emoción y actividad a lugares donde el tiempo parecía detenido. En 1905 y 1906 el Tour ya tenía características hoy cotidianas: masas de aficionados llegados en otros medíos de transporte para flanquear las carreteras, los centros de trabajo permitían la salida para ver a los corredores, ambiente festivo en las localidades privilegiadas con el inicio o fin de etapa, actividades complementarias, presencia de las autoridades, cierre de carreteras al tráfico. Era la popular cabalgata del deporte que cada año despertaba Francia y después a otros países. Era y es un motivo de diversión, de fiesta y de emociones.
…. Continuará.
Jesús A. Martínez
4 Comentarios
Muy interesante, completa lo que vimos sobre el tema en el curso pasado.
Espero con ansiedad la segunda parte
Bienvenido a nuestra revista Jesus.
Me ha gustado mucho tu iniciativa. Nos toca como en los seriales radiofónicos de los que nos hablabas esperar al siguiente capítulo.
Tema muy actual el uso de la bicicleta. Deberíamos imitar un poco mas al resto de los europeos en su utilización.
Gracias Jesús, por esta información sobre el ciclismo y sobre todo por tu participación en Agóra. Ya te considerábamos como “Unos de los nuestros”, pero ahora más.
Esperamos impacientes el siguiente capítulo
Gracias Jesús por esta excelente y documentado artículo sobre el inicio del ciclismo como deporte de masas..
Como aficionado a la bici, me ha encantado este paseo por las raíces y desarrollo de esta saludable práctica