XENTRADAS 14-15

LA LIBERTAD

Libertad2

LA LIBERTAD, COMO VALOR SUPREMO

Parodiando a Fray Luis de León, diré que “Discernabamus externa die”[1], para mí el valor supremo es la Libertad[2].

Se que es una afirmación atrevida, que la mayoría no estará de acuerdo pero no pretendo la polémica, ni tan siquiera suscitarla, únicamente intento expresar porqué dije eso y poner mi granito de arena para que “Agora” siga su andadura y no muera por inanición:

“En esta nave en que vamos

Se necesitan remeros,

El puerto es la libertad,

El capitán es el pueblo.

Un grano no hace granero

Pero ayuda al compañero”

(Luis Pastor-Castor, “Nacimos para ser libres”).

Hace ya muchos años que hice mías aquellas palabras de Jean Paul Sartre “arrojado a vivir”. Soy hijo de mi generación y entonces los hijos venían de París, eso de la paternidad responsable sería una excepción (no sé si hoy también), y en este sentido digo que fuimos arrojados a vivir.

Vivimos en una sociedad, en un mundo occidental desarrollado, donde una vez arrojado, la vida ya no nos la pueden quitar, es un derecho que tenemos, que hemos conseguido a través de siglos y consolidado cuando pasamos de ser súbditos a ciudadanos. En la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”, París 1793, en su art. 1º se lee: “… El gobierno es instituido para garantizar al hombre la vigencia de sus derechos naturales e imprescriptibles” (en el art. 18 queda abolida la esclavitud).

Una vez arrojados a este mundo, una vez que tenemos vida, empieza, si me permitís la expresión, nuestra singladura vital; singladura que alcanza su pleno sentido cuando cruzamos la bocana del puerto. Cuando conscientes de lo que hacemos, porque queremos y podemos, nos adentramos mar adentro.

Sartre sigue diciendo que al ser arrojados a vivir, estamos condenados a vivir, condenados a la libertad.

Yo, personalmente, rechazo eso. Una vez que alcanzamos nuestra plenitud como seres vivos, pensantes, conscientes de lo que somos, de lo que queremos y por lo tanto de lo que hacemos es cuando empieza nuestra libertad.

Para mí la vida no tiene sentido si no soy lo que soy, si cada día, si cada minuto de mi vida no reivindico mi derecho a seguir vivo, a ser yo, a ser el que soy: a pensar por mí mismo (Sapere aude, que diría Kant).

Sigo vivo, vivo porque quiero hacerlo, es mi libertad. Libertad para seguir o irme cuando quiera. Únicamente acepto una limitación que es fruto de un compromiso que adquirí el día en que decidí unir mi vida, mi hacienda y mi destino con el de la mujer con la que vivo. Destino refrendado y aumentado desde el día en que los dos decidimos ser padres.

Sobre mí, sobre mi libertad no admito derecho ni poder alguno; no admito guía alguna que no sea mi pensamiento, mi razón y ésta me dice que el otro es igual a mí y por tanto ejercemos nuestro derecho a ser libres, a vivir en libertad, en nuestra libertad sin reconocer amo alguno

[1] “Decíamos ayer

[2] Para los que no estuvieron ese día en el Seminario Cine y Filosofía o no se acuerden, aclaro que me estoy refiriendo a una intervención que hice en este sentido.

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admin

4 Comentarios

  1. Chus ojosnegros
    15 | mayo | 2014 23:45 — Responder

    Fernando, enhorabuena. Sapere Auda, y conocerte también.
    Gracias por escribir y no pertenecer a esa inane silenciosa, Gracias por expresarte; porque quieres y porque tienes ojos esperando seguir tus líneas. Como eres libre y asi ha de ser, es una suerte que hayas decidido decir lo que dices y expresar lo que expresas . Gracias Fernando
    Un abrazo
    Chus

  2. pablo
    16 | mayo | 2014 17:34 — Responder

    Estoy de acuerdo con el valor supremo de la libertad, pero te recuerdo que mientras nuestros vecinos proclamaban «Libertad, igualdad, fraternidad» aquí deciamos “vivan las caenas” y, a la más mínima ocasión, seguimos limitando las actividades de los ciudadanos.

  3. Chus ojosnegros
    21 | mayo | 2014 23:35 — Responder

    Fernando , qué precioso artículo, y cuántos lo esperábamos!!. Sigue poniendo tus dedos en el ordeñador-bien escrito- no quiero coartar tu libertad, – bueno, un poco sí… el placer de leerte es inmenso, como el de haberte conocido. Libertad.

  4. Marina López Vallejo
    22 | mayo | 2014 00:47 — Responder

    Estupendo artículo Fernando.
    Segunda vez que hoy oigo el grito de “libertad”. Esta tarde en clase de música con “Carmen” de Bizet, una mujer aparentemente muy segura de sí misma y que ama la libertad por encima de todo, hasta el punto de desafiar a la muerte para conservarla.

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