Pórtico de la Cultura: “Un escalón hacia el saber”
AUTOR: José Toraño Cisneros.
Sé preguntará el lector el porqué de este título, y es que está muy relacionado con mi vida, llega la jubilación, y con ella comienza una etapa difícil para todos, no porque sea mala sino por ese salto que supone pasar de la actividad del día a día a la pasividad más absoluta, ¿y ahora qué? es una pregunta que me imagino que se hará la mayoría cuando se llega a esta situación, pero en mí caso y gracias a mi hija esta situación se solucionó en muy buena parte.
Me gustaba mucho estudiar, a mis 17 años mí ilusión era ir a la Universidad, aunque no tenía entonces ninguna idea de lo que quería hacer, pero unas circunstancias familiares, lo impidieron, como le pasó entonces a mucha gente, y tuve que empezar a trabajar, porque hacía falta contribuir a la causa familiar, y mi sueño se desvaneció de golpe, pero de esto no le echo la culpa a nadie, porque eran momentos difíciles para todos, pero esa ilusión siguió conmigo siempre.
Y esa ilusión llegó, se presentó, un día cuando había cumplido ya 66 años, llegó mi hija y me dijo “papá en la Universidad hay unos cursos para mayores de cincuenta y cinco años porque no te apuntas” yo le contesté, creo que no estoy preparado, pero mi hija no se dio por vencida e insistió, pero tu lees mucho preséntate, me animó y así lo hice aunque lo que yo leía era mucha novela ligera, y cual no fue mi sorpresa que me admitieron, la alegría por mi parte fue grande ir a la Universidad era un deseo incumplido.
Y llegó el momento, mi emoción era tan grande que estaba muy nervioso, entrar en la Universidad, atravesar sus puertas, pasear por su campus, ver gente joven con una vitalidad y una alegría que se reflejaba en sus caras, entrar en sus clases, en fin un sueño frustrado durante sesenta y siete años, que se hacía realidad, no puedo describir la sensación de felicidad de verme en esas aulas junto a unos compañeros extraordinarios y muy preparados e inteligentes; y pasaron tres años estupendos, con unos profesores magníficos y haciendo que todo fuera fácil y muy didáctico, donde la historia ,la filosofía ,el periodismo, la literatura, el arte, la música la astronomía todo pasó por mis manos
Pero el curso acababa y me preguntaba, que iba a hacer a partir de ese momento y entonces aparece “PÓRTICO DE LA CULTURA” que es el verdadero motivo de esta reflexión, y no sería justo sino diera las gracias a la persona que ha llevado a cabo esta iniciativa D. VÍCTOR LUIS GUEDÁN PÉCKER nuestro profesor de filosofía, que sin ánimo de ningún lucro, y rodeándose de un grupo extraordinario de colaboradores, ha creado dicha asociación cultural, para mantener esa llama viva de enseñar, y de la que él es un enamorado, sigo pues aprendiendo, y asimilando lo que tanto soñé, y si alguien lee este artículo y tiene las mismas preocupaciones, que entre en PÓRTICO DE LA CULTURA y verá realizado un deseo, aparte de conocer y tratar como digo anteriormente a unos estupendos compañeros, verá como aumenta su cultura y sus conocimientos. Reconozco que aun no puedo leer a Friedrich Nietzsche pero no me desanimo se que lo lograré.
Quiero pedir perdón a Víctor por mencionar su nombre, pero creo que este proyecto sin él no hubiera salido adelante, gracias en mí nombre y creo que en el de todos mis compañeros, y perdón por el tuteo, pero si entráis y la idea os gusta lo comprenderéis.
7 Comentarios
Enhorabuena Pepe, por tu excelente artículo. Creo que hayamos ido o no de jovenes a la Universidad, acudir a ella de “mayores”, cuando volvemos a tener tiempo libre, es una buenísima experiencia que justifica seguir en la brecha. Opino igual que tú, aprender es la mejor manera de no envejecer, se tenga la edad que se tenga.
En cuanto a la publicación. Tres cosas obligatorias por este orden: Categoria, Etiquetas, Imagen destacada.
Te recomiendo que busques una imagen, ayuda a destacar el artículo en la portada.
Un abrazo,
Paco.
Querido Pepe.
Enhorabuena por tu artículo. Transmite emoción y alegría por vivir y por aprender. Y yo creo que eso es justo lo que merece ser llamado, con toda propiedad, “juventud”.
No sabes cómo te agradezco el valor que das a mi trabajo. Pero jamás lo hubiera podido desarrollar sin la ayuda de varias personas. En primer lugar, y de manera estelar, sin el inmenso esfuerzo hecho por Antonio Montes para poner Pórtico de la Cultura en pie. En segundo, sin la aportación ilusionada y eficaz de todos aquellos compañeros tuyos que se esfuerzan porque esto funcione, cubriendo de modo altruista una u otra labor. Por ejemplo, poniendo a nuestra disposición este estupendo canal de comunicación recién estrenado: “Ágora”. Me refiero con ello a Paco Piqueres y al profesor Ángel Luis Rubio.
Un fuerte abrazo de tu amigo Víctor Guedán
Jose: yo conocía tu historia personal desde el comienzo de nuestras clases. Siempre me ha parecido un ejemplo para todos tu interés por adquirir conocimientos y tu gran admiración por el ambiente universitario (en ocasiones magnificado) que por circunstancias familiares no pudiste alcanzar.
Desde hace tiempo estoy firmemente convencido de que este país con personas como tu, hubiera llegado mucho más lejos … y que conste que no es coba. Un abrazo: José Ramón.
José tu artículo me parece muy sincero y entrañable, es verdad que la universidad ha sido una bocanada de aire fresco en nuestras vidas y Pórtico, algo mágico e inesperado, que debemos cuidar entre todos para que nos dure mucho tiempo y nos mantenga jóvenes, al menos en el espíritu.
Te mando un fuerte abrazo y espero que sigas escribiendo.
Carmen
Paco, encontrar Filosofía en informática , era para mi tan impensable como entender la Filosofía a pelo. Hasta que no llegué a Pórtico no encontré la ssatisfacción de lo que despreciaba por ignorante. Gracias Paco. Por todo. Especialmente la calidez y la paciencia que conmigo muestras.Voy mejorando siguiendo tus dulces consejos.
Pepe ,me equivoqué este mensaje era para Paco. Lo siento Pepe , pero ahora me detengo en el tuyo por lo que supone haber batido un récord con las imágenes. Yo, como verás no consigo dar una en su sitio
Efectivamente cuando se deja la actividad laboral, en mi caso cuatro años antes de la edad reglamentaria y de forma inesperada, te encuentras con un vacío de 12 horas que antes llenaba el trabajo y más si este era interesante.
Como mi dedicación al trabajo era total, había desarrollado nulas actividades que pudiese desarrollar cuando llegase el momento del cambio. o único que me ayudó fue dedicarme el estudio de lo que siempre me había interesado y que es la historia y la navegación a vela.
Gracias a mi hermana Pilar que había asistido a cursos con Jesús Martínez, me apunté el año pasado a la complutense y ahí os conocí.
Como soy un incorporado tardío aún no me siento totalmente integrado, aunque espero lograrlo poco a poco.
Ánimo.